Sexto viaje: Camboya

Cada país posee su esencia. Así ocurre dentro de los denominados países del Sudeste Asiático, que, lejos de poder ser englobados en características similares, presentan peculiaridades muy diferentes.

Llegamos a Camboya en un viaje breve, esperando encontrar una cultura parecida a la descubierta en Vietnam, pero nos encontramos con una forma de ser y una mentalidad muy distintas.

Visitamos las ruinas de los templos de Angkor, con sus impresionantes restos entremezclados con la jungla, casi mimetizados con los árboles. Madrugamos para contemplar el amanecer, el sol surgiendo a la espalda del gran templo, mientras las coloridas túnicas de los monjes peregrinos aportaban pinceladas naranjas al paisaje.

En la capital, recorrimos los mercados locales entremezclados con templos y descuidadas mansiones que nos hablaban del pasado colonial del país. En el laberinto de tiendecitas en torno al monasterio principal encontramos preciosos brocados y delicados tejidos de lana.

Sin embargo, en la vida existen afinidades naturales, y a nosotros nos costó encontrar ese punto de unión con Camboya. Este viaje nos resultó muy valioso, no sólo por lo que descubrimos, sino también porque nos ayudó a reflexionar sobre la importancia de ser fieles a nosotros mismos y caminar tras la estela de nuestros principios.

Nos dimos cuenta de lo esencial que nos resulta seguir nuestro propio camino, sin dejamos llevar por la corriente, creando nuestras propias tendencias, sembrando calidad. Principios que hemos incorporado a nuestras señas de identidad, para ofrecer lo mejor de nosotros para ti.